El moho es un tipo de hongo que se desarrolla a partir de esporas aerotransportadas. Puede crecer en cualquier lugar: en las paredes, techos, alfombras, ropa, calzado, muebles, papel, etc... Esto no sólo puede afectar a la calidad del aire interior, sino que también puede tener un efecto perjudicial para la salud. Los niños, los ancianos y aquellos con problemas respiratorios están particularmente en riesgo. Echemos un vistazo a la prevención del moho y lo que puedes hacer para ayudar a que no se desarrolle en tu hogar.
El moho crece donde hay humedad. Si detectas signos de humedad como resultado de la condensación, de la humedad ascendente (capilaridad) o filtraciones, debes llamar a un técnico especialista que te haga una auditoria de tu vivienda para identificar cualquier área problemática. También puedes comprobar el nivel de humedad dentro de casa con un higrómetro.
La humedad se acumula rápidamente en el baño, por lo que es importante que esté suficientemente ventilado. Si es posible, mantén la ventana entreabierta y la puerta abierta. La humedad puede desarrollarse en el aire, pero también en las paredes, así que cuando sea posible limpia las paredes para disminuir el riesgo de aparición de moho.
Del mismo modo, la cocina es otra habitación en riesgo, sobretodo si cocinas de forma habitual. Asegúrate de usar la campana extractora, si la tienes. Si no lo haces, mantén la puerta de la cocina cerrada para contener la humedad y abre una ventana después. Esto ayudará a detener la formación de condensación en la pared y el techo o que ésta no sea tan intensa.
No se necesita mucho tiempo para que el moho se desarrolle sobre superficies de trabajo húmedas o suelos así que asegúrate de que cualquier derrame se limpie rápidamente.
Los electrodomésticos de la cocina como son los frigoríficos, tienen bandejas de goteo y estos deben ser revisados regularmente para asegurarse de que no tengan fugas, derrames.
Los armarios del dormitorio pueden ser un caldo de cultivo para el moho negro pues evita que el aire circule. Del mismo modo, asegúrate de que hay espacio alrededor de los muebles de tu dormitorio y que no estén apoyados contra una pared que de a exterior.
Secar la ropa en un radiador es otra forma de crear condensación en el hogar. Por supuesto, colgar la ropa fuera no es una opción en los meses de invierno por lo que procura hacerlo en una habitación bien ventilada. Lo ideal sería con la ventana abierta. Si usas una secadora, asegúrate de que la habitación esté ventilada correctamente para que la humedad salga fuera de casa. No dejes amontonada la ropa mojada ya que el moho puede aparecer rápidamente.
El moho ama las plantas de casa y la tierra húmeda de las macetas proporciona un gran caldo de cultivo. Si al regar se producen derrames, asegúrate de mantener el suelo limpio y añadir un anti-hongos que actúa como un elemento de disuasión.
Así como comprobar el interior de tu casa, también debes inspeccionar el exterior. Comprueba que no haya ninguna acumulación de agua alrededor de las paredes. Si las paredes y los ladrillos tienen apariencia de húmedos durante mucho tiempo, incluso después de que hayan transcurrido días desde las últimas lluvias, es síntoma de que algún tipo de patología se está produciendo (humedad por capilaridad, filtración, acumulación de aguas, rotura de cañerías,...).
Las goteras de los tejados y fugas o atascos en las bajantes pueden ser causa de moho también. Haz que te los revisen, pues si ves machas de humedad en las paredes interiores o techos, puede ser una señal de que hay una filtración desde el exterior.
Sin embargo, si estás buscando una manera segura de prevenir el moho y en general las humedades, siempre recomendamos llamar a un especialista que te examine el origen de la humedad y tratarla de forma definitiva y con garantía.